jueves, 19 de mayo de 2011

Terremoto en Lorca

Estimados hermanos

Como sabéis, la zona cartaginense ha sufrido recientemente un terremoto y sin duda alguna a nuestra familia Franciscana también le ha tocado sufrir las consecuencias. Hemos querido conocer la realidad de lo que ha causado la catástrofe para que las zonas puedan valorar detenidamente con la aportación que pueden dar a nuestros hermanos. Es importante que nos solidaricemos con nuestra Familia y que cada zona, cada hermano individualmente si le es posible ayude con su aportación : Nosotros os enviamos una descripción de como ha quedado la situación de nuestra familia

Solamente os pedimos que seamos generosos y ayudemos a paliar dentro de nuestras posibilidades la situación de nuestros hermanos.
1ª Orden.
El convento ha sufrido pequeños daños con grietas y roturas con poca importancia y que al parecer no ha afectado a estructura.
La iglesia si he sufrido desperfectos, especialmente en cuanto a las imágenes que han caído casi todas. También parece haberse desplazado una arquivolta en uno de los arcos (se está evaluando su importancia).
La torre mudéjar parece que está muy mal. Ha caído gran parte de ella.
2ª Orden
El convento e iglesia se han venido abajo. Su única solución será la reconstrucción. Las hermanas que quedan allí están ubicadas en los salones (recién construidos) que no han tenido problemas.
3ª Orden
Dos hermanas de la Orden han sufrido daños importantes en sus viviendas. De momento están viviendo en casa de familiares. Habrá de terminarse la evaluación de los daños de sus casas y la posible vuelta o no.
El numero de cuenta de la zona cartaginense es la siguiente

2043 0133 71 0200003082 nombre de la Entidad CAJAMURCIA

Si tenéis alguna cuestión que pregunta o duda os podéis dirigir a el Ministro Provincial , Cristóbal Cebrián , su teléfono es : 968 34 01 80

Un saludo . Alberto
(Remitido)

miércoles, 11 de mayo de 2011

Venerable Fray Juan de la Puebla

Paz y Bien
Para muchos que hemos estado en Belalcázar mañana es un día grande. Celebramos el día en que murío el Venerable Fray Juan Puebla.
Mañana la Federación Bética de nuestras hermanas Clarisas, celebran la apertura del año del VIII Fundación de la damas Pobres, en el convento de Belalcázar.
Un abrazo y recordar siempre la vida de nuestro hermano fray Juan de la Puebla, ejemplo de vida franciscana.
Manolo Sánchez Barranco

Su nombre de pila fue Gutierre, al igual que su abuelo, D. Gutierre de Sotomayor, por lo que se hizo llamar Gutierre II. Disfrutó de los títulos de Primer Conde de Belalcázar y III Vizconde de la Puebla de Alcocer.
Fue una de las más grandes figuras de la España del siglo XV, siendo ilustre no solo por su sangre y ascendencia, que entroncaba con los Reyes de Castilla, sino por sus extraordinarias virtudes, que le llevaron a renunciar a todos sus bienes y profesar como franciscano.
En los primeros años de su juventud tuvo algunas vivencias que acentuaron su fe, como la visión del infierno o su salvación milagrosa de un rayo, ambas en sendas cacerías.

Convencido de la llamada divina, se retiró al Monasterio de Guadalupe tomando el hábito de los Gerónimos con 18 años, en el año 1.471 y viviendo allí durante 8 años. Posteriormente, en el 1.479, ingresaría en la Orden Franciscana. Para ello va a Roma, donde el Papa Sixto IV, tras una celebración pontificia le concede el hábito de S. Francisco, siendo enviado al Convento de S. Francisco de Transtevere y recibiendo el nombre en Roma de El Grande Español.
Por algún tiempo vivió también en el Convento de Di Carcer en la misma celda que ocupara S. Francisco
Volvió a España a raíz de la muerte de su hermano, D. Alfonso de Sotomayor, gran paladín de los Reyes Católicos, en la reconquista de Andalucía. Posteriormente, la Reina Isabel la Católica requirió al Papa Inocencio VIII para que viniese definitivamente a España y se encargara de la educación de su sobrino.
Desempeñó un notable papel como reformador de la Orden Franciscana fundando una gran cantidad de conventos entre los cuales se pueden citar Hornachuelos, Belalcázar, Jarandilla, Sevilla, La Algaba, Fuenteovejuna y un largo etc. Entre ellos, Santa María de la Paz, en Puebla de Alcocer.
La santidad y heroicas virtudes de este personaje trascendieron por toda España, llegando a obtener el aprecio y estima de los Reyes Católicos, quienes llegan a visitarle al convento para darle las gracias por los favores que, por medio de su intersección, habían recibido de Dios en la conquista de Granada. Le llaman su especial amigo y pariente los citados Reyes.
A tal punto llegó la estima que, en 1495 al morir el Cardenal de Toledo D. Pedro González de Mendoza, la reina Católica, oponiéndose al deseo del propio Fernando el Católico, su marido, propuso a Fray Juan para la sucesión en la silla cardenalicia. No aceptó esta propuesta indicando a la Reina, sin embargo el nombre de Cisneros, que luego se convertiría en Cardenal.
Murió el 11 de Mayo de 1495 con solo 42 años de edad. Fue enterrado en principio en Belalcázar, haciéndose posteriormente varias traslaciones y repartos de sus reliquias, por algunos de los conventos que él mismo había fundado años atrás y por otros en los que había alimentado su extraordinaria fe.

FRAY JUAN DE LA PUEBLA Y LA CUSTODIA DE LOS ÁNGELES
Los eremitorios de Brogliano, las Cárceles de Asís, Greccio, La Foresta, etc.) se convirtieron en el siglo XIV, por obra de los frailes espirituales, en el máximo ideal de vida franciscana para los espíritus más inquietos e inconformistas de la Orden de los Hermanos Menores. De ahí nació en el seno de la orden la Observancia regular, por obra del hermano fray Paolo Trinci (1378). Su denominador común era la observancia de la Regla "sine glossa", como dice San Francisco en su Testamento, literalmente, y sin interpretaciones ni mitigaciones por parte de nadie, ni siquiera de los Papas. Dicha tendencia al rigorismo eremítico no fue exclusiva de los franciscanos, sino algo común que se fue imponiendo en todas las órdenes religiosas y en la Iglesia en general, a lo largo del siglo y medio que precedió a la reforma de Lutero.
Aquella pretensión utópica encontró en el ambiente socio-político de la España de los siglos XV-XVI su mejor caldo de cultivo, sobre todo en las Provincias de Castilla y Santiago, y más concretamente en la región de Extremadura. Fue aquí donde el deseo de vivir en la más estrecha observancia de la Regla, y en el mayor rigorismo ascético, dio lugar a la reforma de los frailes Descalzos o del Capucho, puesta en marcha por fray Juan de Guadalupe, y llevada a su máximo apogeo con San Pedro de Alcántara.
Todo empezó con Juan Gutiérrez de Sotomayor, fray Juan de la Puebla (1453-1495), un monje de la Orden de los Jerónimos, fundada en España en 1373, cuya principal característica era la austeridad de vida y el espíritu de penitencia.  Pero Juan no se conformaba con poco, de modo que decidió hacerse franciscano, profesando la regla en Roma, en manos del Papa, que lo envió al eremitorio de las Cárceles de Asís, uno de los más emblemáticos de la Observancia. Tras una permanencia de siete años en Italia, regresó a España y, con ayuda de parientes poderosos y de tres frailes de Úmbria: Andrés de Perusia, Hilario de Todi y Francisco de Bastía, fundó el convento de Nuestra Señora de los Ángeles en Sierra Morena, según el modelo de los italianos. Pero en la regular observancia tampoco se sintió cómodo, porque quiso unirse a los Recoletos y tuvo que sufrir por ello la oposición de observantes y conventuales. Hasta que, en 1487, presentó sus credenciales al capítulo observante de Aquitania y fue aceptado, a condición de obedecer a los vicarios. El 25 de marzo de ese mismo, el papa Inocencio VIII le concedía el breve Sacrae Religionis, del 25 de marzo de 1487, autorizándole a fundar en Extremadura la nueva custodia de Nuestra Señora de los Ángeles, y le facultaba para recibir candidatos a la Orden. El capítulo observante de 1490 le donó dos conventos fundados por Martín Alfonso de Villaseca, que unidos a los ya existentes, sirvieron para poder crear la Custodia de los Ángeles, cuyos estatutos propios fueron aprobados por el general conventual Francisco Sansón de Brecia el 22 de diciembre de 1491. Se repetía, pues, el mismo fenómeno que en ocasiones anteriores: un grupo de eremitorios que se agrupa y se afianza a base de privilegios pontificios, y que termina por formar una rama autónoma dentro de la Orden.